Una
bacteria que se aloja en la boca puede producir problemas circulatorios
y hacer que se bloquee el paso de la sangre hasta el corazón o el
cerebro. Así lo ha comprobado un nuevo estudio que demuestra, una vez
más, porqué es importante mantener las encías y los dientes limpios y
saludables.
Una visita al dentista puede beneficiar mucho más que simplemente la condición en la que se encuentra tu boca.
Se sabe desde hace tiempo que las infecciones en la boca pueden tener
un impacto profundo en todo el cuerpo. Por ejemplo, las personas con
diabetes tienen más posibilidades de desarrollar enfermedades en las
encías como la gingivitis, que se caracteriza por el enrojecimiento, la
irritación y la inflamación de las encías, así como el sangrado de las
mismas al cepillarse los dientes.
Otros estudios relacionan los problemas en la boca con la pérdida de la memoria, la demencia y los problemas cardíacos. Es el caso de la investigación que te contamos en este otro artículo de vidaysalud.com, según la cual cepillarte los dientes después de cada comida disminuye las posibilidades de que sufras un ataque cardíaco.
Ahora, un nuevo estudio nos da más información sobre este tema: ha comprobado que cierto tipo de bacteria bucal (conocida como Streptococcus gordonii,
que contribuye a que se forme la placa en la superficie de los
dientes), puede a su vez propiciar la formación de coágulos en la
sangre y causar problemas graves en el corazón si la bacteria entra al
torrente sanguíneo a través de las encías lastimadas.
¿Cómo lo hace? Al parecer, esta bacteria puede producir una molécula
en su superficie que le permite imitar a una proteína humana, el
fibrinógeno, que participa en el proceso de la coagulación de la sangre.
Al activar las plaquetas, éstas se van aglomerando al punto de formar
coágulos que se van acumulando dentro de los vasos sanguíneos
inflamándolos al punto de bloquear el flujo de sangre al corazón o al
cerebro. La inflamación también puede afectar a las válvulas cardíacas
(causando una condición que se conoce como endocarditis).
La bacteria no solo se “disfraza” de fibrinógeno, sino que cuenta con
la protección de los propios coágulos que ayudó a formar, ya que éstos
le sirven de escudo ante el sistema de defensas del cuerpo y de los
antibióticos que se usan para tratar las infecciones. Por eso, una vez
identificado el proceso que conduce a la formación de coágulos y de la
inflamación de las válvulas, lo ideal es eliminar la bacteria en la
propia boca y evitar que se “cuele” dentro del organismo a través de
encías dañadas, provocando daños más intensos y peligrosos a la salud.
Estos resultados fueron presentados en una reunión de la Sociedad de Microbiología General (Society for General Microbiology)
que se realizó a fines de marzo de este año en Dublín, Irlanda, por un
grupo de investigadores del Colegio Real de Cirujanos de Irlanda y de la
Universidad de Bristol en el Reino Unido.
Estos hallazgos suman nuevos datos que, si bien deben ser
considerados como preliminares hasta que se publiquen en una revista
revisada por profesionales, nos recuerdan la importancia de mantener una
buena salud bucal, algo que puedes hacer siguiendo algunas sencillas
practicas en casa. Por ejemplo:
- Cepíllate los dientes dos veces por día, con una pasta dental con fluoruro.
- Utiliza hilo o seda dental diariamente (mínimo una vez por día).
- Limita los alimentos azucarados entre comidas.
- También limita el consumo de vino, café y otras bebidas que puedan manchar tus dientes.
- No fumes ni mastiques tabaco.
- Revisa tu boca regularmente y fíjate si tiene llagas que no se curan, si tus encías están irritadas o si notas otros cambios y notifícale a tu dentista.
- Pregúntale a tu médico si tus medicamentos tienen efectos secundarios que pudieran dañar tus dientes (algunos medicamentos, por ejemplo, pueden hacer que tengas la boca seca).
Además, no te olvides de visitar al dentista u odontólogo con
regularidad, para hacerte chequeos que te ayuden a detectar posibles
problemas antes de que aparezcan los síntomas. Esto es fundamental para
proteger a todo tu organismo y muy especialmente, a tu corazón.
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