La medicina estética no está considerada una especialidad en España
Existen varios requisitos para contar con una formación adecuada en este campo
Al otro lado de la aguja que le está inyectando bótox debería
encontrarse siempre, sin excepción alguna, un licenciado en Medicina,
con o sin especialidad. Pero ¿es suficiente esta formación para poder
dedicarse a la estética de la piel? ¿Qué requisitos tendría que cumplir
el currículo del experto que le atiende? ¿Cómo realizar la elección
adecuada?
No existe una normativa que regule en España la medicina estética. No se considera una especialidad y tampoco se concreta qué profesionales
pueden o no realizar según qué tratamientos de estética. En lo que sí
hay consenso es en que sólo un médico puede y debe ejecutarlos, lo que
va acorde con la "ley general, que sólo permite realizar los actos
médicos por médicos", resalta Concha Fuentes, de la Sociedad Española de
Medicina Estética (SEME).
Distinto es que haya centros de belleza donde se oferten tratamientos
de estética que ni siquiera están supervisados por un médico. De esta
opción "hay que huir siempre", subraya Aurora Guerra, dermatóloga y
especialista en estética. "No es lo mismo hacer una depilación con cera que con láser", puntualiza Pedro Jaén, jefe de servicio de Dermatología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
Para asegurarse de que el ejecutor de este tipo de tratamientos sea
un médico, en primer lugar, hay que acudir a un establecimiento
sanitario o clínica de medicina estética acreditada. En general, señala
Fuentes, en todas las comunidades autónomas, "los colegios de médicos
contemplan una acreditación de médicos estéticos que conceden en función de varios requisitos:
ser licenciado, haber hecho un máster en medicina estética, la
asistencia continuada a congresos nacionales e internacionales, cursos
de formación de un mínimo de horas, etc".
Médico de familia, oftalmólogo, otorrino... Cualquiera de ellos puede
ejercer en el campo de la belleza física, pero no basta con su
licenciatura. "Por esta razón, la prioridad de la SEME es facilitarles
una formación continuada" y a tal fin "creó en primer máster de medicina estética avalado por una universidad (en Islas Baleares)".
Necesitan formación especializada que pueden obtener a través del
máster (existen varios en España), cursos promovidos por laboratorios
implicados comercialmente (bien porque los patrocinan o porque quieren
mostrar cómo se manejan sus productos -por ejemplo, el bótox- o sus
técnicas -por ejemplo, aparatos láser-), talleres prácticos que se
imparten en el marco de distintos congresos...
Concretamente para los dermatólogos, "la Academia Española de
Dermatología y Venereología (AEDV) tiene cursos de formación
continuada", explica Aurora Guerra. Sobre peelings, bótox, láser,
mesoterapia, toxina botulínica, dermoabrasión, etc. "También nos
seguimos actualizando a través de los congresos y talleres de formación
impartidos por dermatólogos; solemos hacer cursos y repetirlos".
La formación de los dermatólogos
El programa formativo de la especialidad de Dermatología cuenta con
una parte dedicada a la dermatología estética, expone el dermatólogo
Jaén. "Se puede decir que al cabo de la residencia (y con ayuda de los
cursos ofrecidos por la AEDV) ya tiene preparación para trabajar en una
clínica estética". Pero "quien quiera ir más allá puede matricularse en
un máster orientado a dermatólogos (en la Universidad de Alcalá de
Henares); no abordan aspectos generales de la estética, como los
relacionados con la nutrición, por ejemplo".
Como señala este experto, la tendencia en el negocio de la estética
va hacia la subespecialización. Es decir, "que sean los cirujanos
vasculares los que traten las varices, los dermatólogos los que 'toquen'
la piel, los endocrinos quienes manejen los temas nutricionales, los
internistas las terapias antiaging, los cirujanos plásticos para tratamientos como las liposucciones, etc. No hay un rey de la estética".
Lo que está claro, asegura Guerra, es que quien quiera dedicarse a la
medicina estética tiene que estar formado, de lo contrario, se arriesga
a tener problemas (pequeñas alteraciones de coagulación, quemaduras,
migrañas al pinchar...).
En definitiva, "el usuario tiene que pensar que el médico estético está manipulando una parte del cuerpo, de su salud. Una técnica mal realizada puede hacer que una persona sana enferme, así que merece la pena ponerse en manos sólo de quien mejor sabe hacer", concluye la dermatóloga.
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