Después de varios intentos fallidos, por fin un equipo de
investigadores de EEUU logra reproducir pelo en laboratorio a partir de
células del cabello del propio paciente. Una gran promesa para las
personas que sufren algún tipo de alopecia. Los resultados del
experimento, realizado en ratones, se han plasmado en un artículo que
acaba de publicar la revista 'Proceedings of the Nactional Academy of Sciences' (PNAS).
Hace años que se está trabajando en este campo, señala Ramón Grimalt,
coordinador del grupo español de tricología de la Academia Española de
Dermatología y Venereología (AEDV). "Aunque sí se ha conseguido
regenerar cabello mediante el cultivo de células in vitro de la dermis papilar
(la base del folículo piloso -origen del cabello- formada por células
fibroblásticas)", el problema es que, por alguna razón, "este pelo
dejaba de reproducirse". Como describen los autores de la investigación,
"las células misteriosamente pierden la capacidad de formar los
folículos pilosos".
En un trabajo posterior, continúa Grimalt, "las células se llegaron a
implantar en la oreja de ratones", pero "cuando creíamos que estábamos
ante la solución de la calvicie para siempre, empezó a haber problemas".
Según el especialista español, "se observó un riesgo de tumor alto".
En esta ocasión, las expectativas parecen ser mejores, aunque "aún no se puede hablar de tratamiento definitivo",
advierte el dermatólogo. De hecho, "de aquí a que el nuevo avance pueda
tener alguna aplicación clínica queda mucho por ver". Lo cierto es que
el equipo de investigadores, de la Universidad de Columbia (Nueva York,
EEUU), que está detrás de esta técnica "es puntero en el mundo y de alto
prestigio".
Primero, recogieron papilas dérmicas (la base del folículo piloso
-origen del cabello- formadas por células fibroblásticas) de siete
humanos. Cultivaron -en tres dimensiones en lugar de dos- las células de
dichas papilas -sin factores de crecimiento, como se había hecho en
anteriores trabajos- y, al cabo de unos días, las trasplantaron en piel
humana que se había injertado previamente en la espalda de varios
ratones. Los resultados fueron positivos: en cinco de los siete casos,
los trasplantes promovieron el crecimiento del cabello, que se prolongó,
al menos, seis semanas.
Si el éxito de este procedimiento "se replicase en futuras investigaciones y si se confirmase que a largo plazo el pelo no pierde fuerza,
significaría que a partir de un único pelo podríamos clonar multitud de
pelos clonados", señala Aurora Guerra, jefa de sección de Dermatología
del Hospital 12 de Octubre (Madrid). Una enorme ventaja respecto al
trasplante de pelo, ya que lo que hace esta técnica es "redistribuir el
cabello de una zona del cuero cabelludo a otra", pero no aumenta la
cantidad. En este caso, agrega, "generaría nuevo pelo y el paciente
tendría más volumen". Una idea que subraya Grimalt: "Si consigues que
una célula se reproduzca, en principio, la cantidad de pelo que podría
clonarse sería ilimitado".
Una alternativa que apunta alto y todo gracias al interés que, por su
propia experiencia, muestra la principal autora, Angela Christiano,
desde que estudiaba la carrera (es especialista en genética del pelo y
profesora de Dermatología en la Universidad de Columbia). Durante los
primeros años de universidad se le empezó a caer el pelo a mechones y
aparecieron placas redondas de calvicie en la parte posterior de la cabeza. Lo que se conoce como alopecia areata.
Motivada por su situación, a lo largo de su trayectoria, ha colaborado con investigadores de Pakistán y, juntos, han identificado varios genes que desempeñan un importante papel en este trastorno dermatológico. Pero quería dar un paso más. Dado que "los métodos actuales (fármacos y trasplante de pelo) no son de mucha ayuda para las mujeres",
el reto está en "encontrar una nueva técnica capaz de regenerar cabello
humano". Como explica la dermatóloga española, "los tratamientos
farmacológicos en las mujeres son más difíciles porque tienen más
variaciones hormonales". En el caso de la areata, afirma, "el trasplante
de pelo no está indicado (sólo tratamiento inmunosupresor que a veces
funciona y otras no)", por lo que esta nueva técnica podría ampliar las
oportunidades terapéuticas. Un nuevo enfoque, adelanta la autora del
estudio, que "podría transformar el tratamiento médico de la pérdida del
cabello".
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