En España, cada año se producen unos 500 nuevos casos de lesión medular
Este nuevo sistema es más rápido y sencillo que el que utiliza soplidos y succiones
Un equipo de científicos lo ha probado en 11 pacientes. Aún no está comercializado

Ahora, dados los resultados de un nuevo estudio que acaba de publicar la revista Science Translational Medicine, Jason y todas las personas que se encuentran en su misma situación, podrían tener una alternativa más avanzada,
«con la que adquirirían mayor nivel de independencia», afirma Elliot
Roth, uno de los responsables de la investigación (financiada por el
Instituto Nacional de Imágenes Biomédicas y Bioingeniería y la National
Science Foundation) y director médico de la unidad de recuperación del
paciente en el Instituto de Rehabilitación de Chicago. Se trata de un
sistema (Tongue Drive) centrado en el movimiento de la lengua que «permite a las personas con tetraplejia manejar su silla de ruedas con menos esfuerzo y de forma más intuitiva» que el sistema de soplido y succión.
En España, cada año se producen alrededor de 500 nuevos casos de lesión medular traumática, la mayoría como consecuencia de accidentes laborales y de tráfico.
En los pacientes con tetraplejia, para su movilidad, la primera
elección es un sistema por el que el individuo controla la silla con su
mentón. Entre la barra que une los mandos con la barbilla y los
pulsadores, «la persona tiene cubierta casi la mitad de la cara», sin
embargo, «facilita controlar gran número de órdenes», argumenta Antonio
José del Ama, investigador del Hospital Nacional de Parapléjicos de
Toledo. Una opción que «no es aplicable a aquellos pacientes que no pueden mover el cuello» (porque sus lesiones medulares son más altas). En estos casos, «escogemos una interfaz de succión y soplido».
«Este sistema es complejo», señala Isaac Castiñeira Fernández,
terapeuta ocupacional del Centro de Referencia Estatal de San Andrés del
Rabanedo (León). «El individuo tiene que tener fuerza para soplar o succionar,
tiene que llevar siempre el dispositivo dentro de la boca y pedirle al
cuidador que se lo aparte cuando va a beber, hablar o comer». Y como
añade Antonio José del Ama, «también hay que limpiarlo muy a menudo
porque se obstruye con las flemas que se escapan».
Desventajas que, según un equipo de investigadores del Centro
Shepherd en Atlanta, el Instituto de Rehabilitación de Chicago y la
Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern (Chicago),
se superan con la lengua, un órgano que «es muy difícil que se vea
afectado por las lesiones medulares. La idea es muy original», apunta
del Ama.
Para demostrarlo, primero, Roth y sus colegas observaron cómo varios
sujetos sanos ejecutaban comandos con el sistema Tongue Drive. Por
ejemplo, se les ponía ante una pantalla de ordenador y tenían que mover
el cursor. Después, probaron este mecanismo en 11 personas con
tetraplejia, quienes también utilizaron el pulsador soplido y succión
para comparar los resultados entre ambos métodos.
Según Maysam Ghovanloo, otro de los responsables del estudio y
profesor asociado en la Escuela de Ingeniería Eléctrica e Informática en
el Instituto de Tecnología de Georgia, «confirmamos que, con la lengua,
los pacientes eran tres veces más rápidos» a la hora de dar las órdenes
a la silla, y «con el mismo nivel de precisión, a pesar de que más de la mitad de los pacientes tenían años de experiencia con la tecnología soplido y succión».
«Al final de los ensayos, todos los participantes preferían Tongue
Drive», apuntan los científicos. «Vimos mejoras considerables desde la
segunda sesión» (lo usaron una vez cada siete días durante seis
semanas).
A la rapidez se une la sencillez del mecanismo. «Es inalámbrico y
portátil», subrayan los autores. Consiste en un elemento similar al
piercing que se inserta en la lengua. Al moverse, genera campos magnéticos que se transmiten con un dispositivo a la silla.
Dados los resultados, se podría decir no sólo que este nuevo sistema
es «más efectivo, también permite tener la boca libre para hablar, beber
y comer, sin ningún dispositivo dentro más que un imán», señala el
terapeuta Castiñeira. Además de ser un mecanismo menos invasivo, «no hay
que limpiarlo» y, tal y como señalan los autores, «facilita mayor riqueza de movimientos y esto hace que se puedan programar un número superior de órdenes».
El sistema promete, pero antes de su comercialización, los
científicos advierten de que deben comprobar su eficacia fuera del
hospital, en los hogares y otros ambientes habituales de los pacientes. Y
ése es el deseo de Disanto: «Este mecanismo aumentará en gran medida mi calidad de vida.
Con el sistema de soplido y succión, siempre tengo una especie de
pajita delante de mi cara y la gente no puede verme». Uno de los grandes
retos para investigadores de todo el mundo es conducir la silla sólo
con el pensamiento. Uno de los equipos que lo está estudiando trabaja en
el Hospital de San Andrés del Rabanedo (León).

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