Aunque hasta ahora se sabía que la exposición a los rayos UVB del sol
es la causante de las quemaduras que sufre nuestra piel, el proceso que
estas radiaciones desencadenan en las células de la epidermis todavía
esconde algunos secretos. Un estudio que esta semana publica la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS) arroja algo de luz y explica porqué duelen las quemaduras solares.
La clave, como ha demostrado un equipo internacional en ratones y
muestras de piel humana en el laboratorio, está en una molécula de la
piel, TRPV4. Utilizar un compuesto para bloquear esta sustancia no sólo
podría evitar el daño que sufre la piel cuando se quema por el sol, sino
que podría servir para mejorar la protección solar.
De momento, sólo en condicional, porque los investigadores admiten que antes habrá que comprobar si lo que han observado en los roedores es aplicable también en pacientes de carne y hueso.
Lo que han descubierto puede explicarse como una cascada de
acontecimientos moleculares que se pone en marcha cuando exponemos
nuestra piel al sol. Las radiaciones UVB del sol (las causantes de las
quemaduras) activan TRPV4, una molécula que se encuentra en abundancia
en las células de la epidermis, pero que también juega un papel
fundamental en otros procesos dolorosos. Cuando TRPV4 se activa pone en
marcha otra sustancia, la endotelina, que se ha relacionado no sólo con
el dolor, sino también con el picor. "TRPV4 traduce los rayos UVB en
señales intracelulares que pasan de las células de la epidermis a las
células nerviosas, lo que causa una sensación dolorosa", explican en su
artículo.
En ratones de laboratorio sin pelaje, probaron a 'bloquear' TRPV4 con un compuesto experimental,
y observaron que estos animales eran mucho más resistentes a las
quemaduras y sufrían menos daños en la piel. Mientras que los animales
con TRPV4 en estado 'normal' sufrían dolorosas quemaduras y ampollas por
la radiación solar.
Aunque la cadena de eventos se repitió cuando bloquearon esta
molécula en pieles humanas de laboratorio, los investigadores
(encabezados por Wolfgang Liedtke, de la Universidad de Duke) admiten
que hay que ser cautos antes de sacar ninguna conclusión aplicable a
humanos. "Antes de nada debemos saber qué otros eventos se desencadenan
cuando bloqueamos TRPV4 en humanos", explica en un comunicado difundido
por su universidad. "Sólo cuando se conozca bien su función en humanos,
se podría pensar en bloquearlo con algún compuesto tópico o loción que
mejorase la capacidad de los actuales protectores solares", añade
Liedtke en un correo electrónico remitido a ELMUNDO.es.
Como ellos mismos recuerdan en su estudio, de las radiaciones
infrarrojas del sol que alcanzan la tierra, son las UVB las que se
asocian con los daños más inmediatos y superficiales (las quemaduras);
mientras que los daños a largo plazo, como el cáncer de piel, se debe a los rayos UVA.
Por eso, cualquier tipo de bloqueante de TRPV4 que se lograse diseñar,
explica el investigador de origen alemán, debería ir siempre acompañado
de otros filtros solares.
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