Los especialistas han identificado ocho reglas. Vamos a conocerlas.
Tome
nota: Es la regla que da pie a todas las demás. Lleve una bitácora de
cada cosa que ingiera, por lo menos los primeros 15 días, y prepárese
para sorprenderse. Tome nota de su estado de ánimo también. Los
investigadores saben que hay ciertas emociones que despiertan o
neutralizan el apetito. Podemos controlarnos mejor si las identificamos a
tiempo. ¿Que no sabe cómo llevar un diario? Seguro que en su celular
tiene un bloc de notas o una aplicación que hasta mide las calorías
consumidas. Es muy fácil, pero requiere compromiso y consistencia.
Aprenda
a medir: ¿Alguien sabe a lo que equivale un "chin"? Quizás no, pero
una taza de arroz es la misma medida aquí y en China. Para medir
porciones -algo vital en cualquier ejercicio de control de peso - es
imprescindible contar con instrumentos. En la cocina, hay que tener a
mano cucharas y tazas de medir. Y ya en eso, meta una en la caja de su
cereal de desayuno para que no se pase de la cantidad. Si usted compra
la "picadera" en fundas grandes, divídala en funditas pequeñas. No caiga
en la tentación de comer directamente del envase y menos frente al
televisor.
Arriba con las proteínas: Las proteínas son
importantes siempre que se hable de perder peso. No sólo mantienen
satisfecho por más tiempo, también mantienen estables los niveles de
azúcar en sangre, evitando picos y ataques de hambre. Recuerde que las
proteínas no sólo vienen con la carne, y deben estar presentes en todas
las comidas importantes que ingiera.
Coloree sus comidas.
Cualquier régimen de ejercicio incluye vegetales y frutas de todos los
colores. Aportan no sólo vitaminas, minerales y antioxidantes, también
mucha fibra, que ayuda a mantener la sensación de saciedad por mucho
mayor tiempo. Sea creativo: frutas y vegetales pueden ser añadidas de
múltiples formas y para los fines, no tienen que ser todas frescas:
congeladas, desecadas, enlatadas… en cereales, jugos, batidos, avenas,
ensaladas, salsas para pastas, sándwiches… el cielo es el límite.
No
espere el hambre: Cada organismo funciona diferente, pero todos
reaccionamos al hambre de la misma manera: comiendo de más y perdiendo
todo sentido de la proporción. Si quiere perder peso y hacerlo de
verdad, no espere a querer comerse al mundo.
Planifíquese: El que
se pone serio en esto, no puede permitir quedarse sin comida "de
verdad" y abrir la puerta a la chatarra. Los especialistas recomiendan
que dedique una hora a la semana y planifique su menú para los próximos 7
días, incluyendo opciones de repuesto para emergencias. No olvide
llevar su lista de compras al súper. Aténgase estrictamente a ella hasta
que se acostumbre. No solo ahorrara libras, también dinero.
¡Hágale caso a su mamá!
¡Coma
despacio! Los especialistas han determinado que se toma unos 20 minutos
para que la señal de "satisfecho", pase del estómago al cerebro.
Imagínese que esa señal no llegue nunca. Lo primero que debe hacer es
tomar el tiempo que tarda en ingerir sus alimentos. Si lo hace en 5
minutos o menos, está en serios problemas. Mastique despacio y tómese
su tiempo. Quizás incluso termine disfrutando lo que come…
No se
apresure: ¿Usted sabe por qué las dietas rápidas fracasan? Porque son
remedios para el momento, no atacan el fondo del problema. Cualquier
plan que implique un cambio de hábito necesita un promedio de 12
semanas. Antes que eso, verá resultados, pero no será capaz de
mantenerlo en el tiempo. Invierta tres meses de su vida y cambie su
perspectiva. Los resultados serán mayores, mejores y duraderos.

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