¿Tienes
un dolor de muelas muy intenso, y notas inflamación o enrojecimiento en
la boca o la cara? Aunque puedes aplicar algunos remedios caseros
básicos para aliviar momentáneamente el dolor, es urgente que consultes a
un dentista. Esos malestares pueden ser síntomas de un absceso dental, y
si no le pones remedio rápidamente, quizás se convierta en un problema
de salud serio.

El absceso dental es una infección dolorosa que empieza en la raíz de
un diente o entre la encía y los dientes, y se puede extender a la
boca, la cara, la mandíbula o la garganta. La causa más común de estos
abscesos es el crecimiento de la bacteria en una caries mal atendida,
que puede pasar a los tejidos blandos y a los huesos de la cara y el
cuello. También puede deberse a trauma en los dientes o a gingivitis o
enfermedad de las encías.
Un diente infectado que no ha recibido el cuidado apropiado puede
causar un absceso. Una mala higiene oral (como no cepillarse los dientes
o no usar hilo dental) es una de las causas de que se formen caries en
los dientes. La bacteria de la caries se extiende a veces a las encías,
las mejillas, la garganta o bajo la lengua, y puede llegar incluso a la
mandíbula o a los huesos faciales (de la cara).
La infección se llena de pus, y se vuelve progresivamente más
dolorosa al inflamarse los tejidos. El dolor se calma cuando el absceso
se abre por sí solo y sale la pus, o cuando el dentista lo drena
quirúrgicamente. Pero algunas veces, la infección se desarrolla hasta el
punto en que la inflamación bloquea las vías respiratorias, y provoca
dificultad para respirar. En esos casos más graves, el absceso causa
fiebre, vómitos, sudoración, náuseas y malestar general.
¿Cuáles son las señales de un absceso?
Podría tratarse de un absceso si notas los siguientes síntomas:
- Dolor severo y continuo, a veces en forma de punzadas fuertes.
- Inflamación de la boca o de la encía.
- Enrojecimiento de la boca y la cara.
- Gran sensibilidad de los dientes al calor o al frío.
- Dolor al masticar o al tocar el área infectada.
- Inflamación de los ganglios del cuello.
- Sabor amargo en la boca y mal aliento.
- Una llaga abierta de donde sale pus.
- Inflamación en el área de la mandíbulas superior o inferior.
- Dificultad para abrir la boca o tragar.
- Malestar general.
- Náuseas.
- Vómitos.
- Fiebre.
- Escalofríos.
- Diarrea.
Lo que puedes hacer para tener un alivio momentáneo:
Si tienes caries o sientes dolor de muelas, podrías tomar un
analgésico antiinflamatorio no esteroide, como ibuprofen (Advil, Motrin)
o naproxen (Aleve). Así mejoras la inflamación y el dolor, siempre que
no tengas ninguna contraindicación para tomarlo, como que hayas tenido
úlceras en el estómago, que tengas gastritis, que estés tomando
anticoagulantes como Warfarina o Coumadin. Si tienes dudas, consulta a
tu médico.
Si el absceso se abre solo, enjuágate la boca con agua tibia con sal para limpiarla y para ayudar a que drene la pus.
Ojo, tienes que ir al dentista.
Si la infección persiste y el dolor es muy intenso y no se alivia con
los analgésicos sin receta, ve al dentista enseguida. Sin embargo, a
veces la raíz del diente afectado muere a consecuencia de la infección y
el dolor se detiene. Pero aun así, de todas formas, debes ir al
dentista (aunque no sientas dolor, la infección puede permanecer activa y
se sigue extendiendo y destruyendo los tejidos). Y si el dolor resulta
intolerable y sientes dificultad para respirar o tragar, o si tienes
fiebre, escalofríos, náuseas o diarrea, debes consultar también al
médico.
Si el absceso no se abre solo, es muy probable que el dentista tenga
que hacer una incisión (cortada) para que salga la pus, y tal vez
necesites antibióticos para combatir la infección. Son importantes las
visitas de seguimiento para comprobar que todo marche bien. Las metas
del tratamiento son eliminar toda la infección, preservar el diente y
prevenir complicaciones. Para lograrlas, tal vez necesites otras
terapias como una endodoncia o tratamiento de los conductos radiculares
(que consiste en quitar la pulpa del diente que contiene el nervio y sus
vasos y se sella el conducto) con el fin de salvar el diente o, si no
es posible, a veces se requiere la extracción (que te saquen) del diente
dañado.
En todo caso, es esencial que busques ayuda médica lo más pronto
posible. Si no se elimina completamente la pus, y la infección se
extiende a la parte inferior de la boca o al cuello puede afectar las
vías respiratorias y dificultar o impedir la respiración, constituyendo
entonces una amenaza para la vida.
Como prevenir el absceso dental.
La prevención juega un papel importante para mantener tu dentadura
saludable. El cepillado y el uso del hilo dental a diario reducen el
riesgo de sufrir caries y abscesos dentales. También debes buscar
atención profesional rápida si te das un golpe en los dientes que
resulte en que alguno se rompa, se astille, se afloje o se le descascare
el esmalte.
Y son imprescindibles las visitas regulares al dentista para un buen
chequeo de la boca. No olvides que una caries, por pequeña que sea, debe
tratarse enseguida para evitar que se desarrolle un absceso. Es la
mejor manera de mantener tu salud bucal, que es una parte importante de
la salud general.

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