Un estudio reciente se suma a la evidencia de la función del ejercicio en la prevención del cáncer,
en este caso, del esófago. Los investigadores advierten que estos
resultados pueden deberse a distintos factores que mejoran la calidad de
vida, además de la actividad física. Aquí te contamos más detalles
sobre este hallazgo.
El cáncer del esófago
es el octavo más común en el mundo y representa la sexta causa de
muerte por cáncer. En el año 2008, según cifras de la Organización
Mundial de la Salud, esta enfermedad que es de 2 a 4 veces más frecuente
en los hombres que en las mujeres, se diagnosticó en casi 500 mil
pacientes.
Existen varios tipos de cáncer del esófago, los dos más comunes son:
- Adenocarcinoma (que surge de las células glandulares que producen mucosidad u otras substancias y que tienden a localizarse en la parte inferior del esófago).
- Carcinoma de las células escamosas (que son los que se originan de las células planas que recubren al esófago y que tienden a localizarse en la parte media del esófago).
Lo curioso es que si bien hay condiciones que aumentan el riesgo de
desarrollar algún tipo de cáncer del esófago, como ser hombre mayor de
50 años y de raza negra, esta enfermedad puede ocurrirle a cualquier
persona y puede ser potenciada por distintos factores relacionados con
el estilo de vida. Por ejemplo:
- Fumar y/o masticar tabaco
- Beber alcohol en exceso.
- Comer pocas frutas y verduras como parte de la dieta diaria (se recomiendan 5 porciones al día).
- Beber líquidos demasiado calientes.
- Ser obeso (a).
La falta de ejercicio se incluye en esta lista de hábitos que pueden
ser factores de riesgo. Un estudio nuevo desarrollado por unos
investigadores de la Clínica Mayo en Rochester, Estados Unidos, aumenta
la evidencia acerca de las ventajas que puede ofrecer la actividad
física contra el cáncer del esófago.
Para llegar a estos datos, que fueron presentados en la reunión anual
del Colegio Americano de Gastroenterología, que se realizó en San
Diego, Estados Unidos, los investigadores evaluaron la información de
cuatro estudios observacionales que habían sido publicados previamente.
Encontraron que las personas más activas físicamente tenían 19 por
ciento menos probabilidades de desarrollar cáncer esofágico y un riesgo
32 por ciento menor de contraer el cáncer del tipo adenocarcinoma del
esófago, que puede derivarse de una enfermedad llamada esófago de Barrett, en comparación con quienes eran menos activos.
Sin embargo, los investigadores consideran que todavía es demasiado
pronto para concluir que el ejercicio reduce directamente el riesgo de
desarrollar cáncer del esófago y que es posible que las personas más
activas también tengan estilos de vida mucho más saludables, y otros
hábitos que ayuden a reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
Como estos hallazgos fueron presentados en un congreso, todavía deben
ser considerados como preliminares hasta que se publiquen en una
revista revisada por profesionales. Sin embargo, sí existen estudios que
asocian al ejercicio y a otros hábitos saludables con una disminución
en el riesgo de desarrollar varias enfermedades y condiciones de salud,
no sólo al cáncer. Piensa en eso: tu salud lo vale, y tú también puedes
cambiar y adoptar costumbres que te permitan vivir mejor durante más
tiempo.

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