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En ocasiones, ejercen de facilitadores, pero no son la causa
Lo importarte es aprender a gestionarlas de forma correcta
No hacer en el 'mundo virtual' lo que no harías en el 'real'

Tanto es así que en las últimas semanas varios medios de comunicación se han hecho eco de un estudio publicado en la revista Cyber Psychology and Behaviour Journal en el cual aseguraban que "28 millones de parejas en el mundo han podido romper su relación por culpa de plataformas
como Facebook o Whatsapp". Sin embargo, EL MUNDO no ha podido confirmar
la existencia de estos datos o del citado estudio al no estar
disponible su contenido. Pero lo que sí hemos podido contrastar, a
través de diferentes expertos, es que en España todavía no hay ningún dato o estudio acerca del daño o lo que pueden hacer las redes sociales a las relaciones.
Multiplica las posibilidades
Carme Sánchez, psicóloga y sexóloga del Instituto de Sexología de
Barcelona, asegura a este periódico que las redes no son más que
herramientas de comunicación y socialización virtuales: "Pueden ejercer
de facilitadores en determinadas situaciones y en las relaciones
personales, pero no son la causa de una ruptura. Hoy en día es más fácil
encontrarse virtualmente con personas que tienen unas necesidades
profesionales, de vínculo afectivo-sexual, de ocio, parecidas a las
nuestras. Las redes sociales son una dimensión más".
Del mismo modo, Francesc Núñez Mosteo, director de programas de
Humanidades de la Universidad Oberta de Cataluña y colaborador de
diferentes trabajos sobre temas relacionados con redes sociales y
relaciones de pareja, mantiene que Facebook es un espacio de relaciones
personales. Un espacio de interacción con otros seres humanos y como tal nos abre al universo de la acción social,
que es un espacio de libertad, de apertura, de encuentros inesperados o
no, que nos generan nuevas posibilidades. "Facebook facilita esta
relación y multiplica las posibilidades, pero claro está que no todas
las personas lo aprovechan de la misma manera. Es decir, no todos están
dispuestos a lo mismo, a entablar nuevas relaciones, a enamorarse de
conocidos o extraños", explica.
Si Facebook es una herramienta que nos abre nuevas oportunidades para
conocer gente, ¿qué pasa con los celos? Según explica el profesor
Núñez, los celos son interpretación mediada por una pasión y abierta al
campo infinito de la imaginación. Las huellas digitales producen
infinidad de datos sobre nuestras acciones: indican, apuntan, desvelan,
pero también, despistan, confunden e inundan. "No somos más
desconfiados, y sabemos que la confianza es la base de una relación
(mientras que la imaginación dispersa, la confianza reúne, cimenta),
pero la confianza se traiciona y es muy difícil rehacerla.
Estar abierto a múltiples relaciones puede generar desconfianza, sí,
pero depende de la relación, de la percepción que se tenga de la
disposición del otro a buscar nuevos comienzos (revoluciones vitales,
que eso es lo que promete el enamoramiento), explica.
Por tanto, insiste en que el medio en sí mismo no potencia los celos,
pero al abrirnos a más posibilidades, también abre la mente de las
parejas a 'imaginar' (con o sin hechos que lo justifiquen) la naturaleza
infiel de esas relaciones.
Mundo virtual vs Mundo real
Por otro lado, cabe destacar que al ser herramientas relativamente
nuevas, añade Sánchez, todavía faltan recursos personales para gestionar
algunos aspectos que, aunque por sí mismos son neutros, pueden
convertirse en negativos al organizar las relaciones afectivas y de
pareja. "Por ejemplo, las reglas entre nuestra vida presencial y nuestra
vida virtual no deberían ser tan diferentes, y si nunca quedarías en un
bar para intercambiar fotos tuyas sexualmente explícitas con alguien
que has conocido hace unos días en una fiesta, tampoco lo deberías hacer
por internet si has contactado con el perfil de una persona en una red
social", aclara. Y todo esto, mantiene, también debería ser extrapolable
para las relaciones de amigos que forman grupos en los famosos grupos
de mensajería instantánea como el Wathsapp: "No comentes por esta vía
aspectos que nunca comentarías con todas tus amistades cuando estáis
todos juntos", mantiene.
Y en cuanto a las relaciones de pareja, también debería explicitarse todo aquello relacionado con el mundo virtual, pues se tiende a comentar poco o nada lo que ambos miembros de la pareja piensan,
por ejemplo, sobre qué es la infidelidad o las normas que han de regir
su relación, respecto al control que uno ejerce sobre el otro y poner
los límites. "Cada uno tiene su idea al respecto y generalmente existe
el 'pensamiento mágico' de que el otro piensa exactamente lo mismo que
uno, y cuando se genera algún conflicto se dan cuenta de que no es así",
explica la experta.
De este modo insiste en que es muy importante mantener dos ideas
claras en cuanto a cómo gestionar las redes sociales para que no acarree
ningún problema. Lo primero y fundamental es saber que las redes sociales forman parte de nuestra vida,
que son una realidad y han venido para quedarse. Y en segundo lugar,
conocer que hay una delgada línea entre lo que hacemos presencialmente y
virtualmente y que ambas se solapan constantemente en nuestras
relaciones afectivas (amistades y pareja), y en la parte profesional y
formativa. "La conducta en las redes sociales suele ser más impulsiva
que la que practicamos en la vida presencial, así que hay que aprender a
reflexionar cuando realizamos acciones en la vida virtual", concluye.

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