La llegada del primer hijo en la familia
resulta ser una bendición. El primogénito recibe toda la atención de
ambos padres, pero cuando ese cariño debe ser compartido con otro
hermano, las cosas no resultan ser tan bonitas como antes, surgen las
diferencias y los celos. Ambos aspectos son causantes de futuros
problemas entre los pequeños de la casa.
Desireé Andujar,
psicóloga clínica del Centro de Orientación Psicológica y Educativa
(COPE), explica que los conflictos entre los hijos es uno de los
principales problemas que deben controlar los padres dentro de la
familia. Los dos deben aportar para lograr que estos se lleven bien a
medida que crezcan. Dice que la buena relación entre los hermanos
contribuye a la buena dinámica familiar.
Esa problemática entre
los vástagos produce temor a algunos padres que esperan otro bebé.
Andujar sostiene que cuando se espera un nuevo miembro en la familia,
los padres deben comunicarse con los otros hijos para explicarles los
posibles cambios dentro del hogar e involucrarlos en las actividades
para que se sientan parte importante de ese cambio y así garantizar una
mejor relación entre los hermanos.
En ese mismo sentido, explica
que para impedir posibles diferencias entre los hermanos, los padres
deben evitar todo tipo de comparaciones entre ellos y reconocer las
fortalezas y debilidades que poseen ambos, así como dedicarles
diariamente unos minutos exclusivos a cada uno para que no se sientan
reemplazados.
Las principales causas del problema son: las
comparaciones, las descalificaciones y la intervención de los padres
cada vez que sus hijos tienen una discusión.
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